Se les denomina como enfermedades mentales o trastornos psicológicos, a las diversas alteraciones de los procesos cognitivos, afectivos, y estados mentales que tienen como consecuencia comportamientos anormales, tanto en el plano psicológico, como psicomotriz, afectando el desarrollo y desenvolvimiento de la persona en gran parte de los aspectos de la cotidianeidad, llegando incluso a tornarse en problemas incapacitantes para la persona, para el desenvolvimiento diario, en el campo emocional, laboral, social, etc.
Se trata de trastornos que afectan de alguna manera al cerebro, y sus capacidades de raciocinio, de expresión, emocionales y psicomotoras, en diversos grados, dependiendo del tipo específico de padecimiento o trastorno mental que sufra la persona.
Estos padecimientos, pueden tener diversos orígenes, pudiendo ser de índole congénita, (por infecciones durante el embarazo, desnutrición de la madre, exposición a factores químicos o radioactivos, desórdenes cromosomáticos), entre otras causas congénitas, como resultado de accidentes o enfermedades (como en el caso de derrames como consecuencia de golpes, coágulos, necrosamientos de zonas cerebrales, etc.), influencia de drogas, cigarro o alcohol. Así mismo, factores de estrés y problemas cotidianos, pueden desembocar en un cuadro patológico propio de alguna enfermedad mental, mismos que pueden ser influenciados por un tipo de predisposición hereditaria, o el uso de drogas entre otras causas. Es a estos últimos (también denominados trastornos psicológicos), a los que suele identificarse más comúnmente como enfermedades mentales.
Se destaca que varias de las enfermedades mentales, pueden ser producidas por algún trastorno médico (accidente, afección congénita, infección), o psicológicos como en el caso de algún trauma psicológico, que altere la funcionalidad normal de la mente. Así mismo, existen los trastornos psiquiátricos de la personalidad, es decir, se trata de los trastornos mentales avalados por la psiquiatría, que carecen de síntomas “médicos” medibles científicamente, pero que tienen su raíz en los problemas cotidianos y el estrés, por lo que en gran parte de dichos trastornos recogidos en el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, no son completamente aceptados, como por ejemplo el denominado Trastorno del cálculo, que hace referencia a la dificultad en la realización de operaciones matemáticas, que posee un amplio sector de la población, y casos similares al antedicho.
Tipos de enfermedades mentales según sus causas:
Enfermedades Congénitas.- Se trata de aquellos síndromes y afecciones congénitas que afectan de una u otra manera el comportamiento “normal” de la mente, ya sea por ejemplo en la capacidad de expresar la inteligencia en palabras, expresión de emociones, o en la propia capacidad de raciocinio para desempeñar tareas diversas, padeciéndose en diversos grados. Es el caso de síndromes como el de Down o afecciones congénitas como el autismo, que afectan el desarrollo mental y social del individuo.
Enfermedades por lesiones cerebrales.- Se trata de aquellos cuadros mentales, que surgen luego de una lesión cerebral, como bien podría ser un derrame cerebral o un coágulo, que provoquen lesiones en ciertas zonas del cerebro, afectando funciones emotivas, cognitivas o de lenguaje, así como en ocasiones provocar cuadros depresivos, accesos de ira, u otros padecimientos similares, vinculados a que la zona afectada del cerebro ha dejado de funcionar correctamente. Esto puede variar de niveles en las personas, dependiendo del tipo y grado del daño provocado por la lesión, así como por la zona afectada.
Desórdenes psicológicos.- Se trata de diversos trastornos psicológicos que afectan el desenvolvimiento, intrapersonal y de comportamiento “normal” de la persona enferma, afectando el estado de ánimo, la personalidad, en diversos grados, pudiendo afectar de forma leve y en ocasiones contar con episodios agudos (por ejemplo ataques paranoicos, esquizoides o fóbicos).
Se trata de desórdenes que suelen ser consecuencia de traumas psicológicos en edades tempranas y que han sido reprimidos o el resultado de un trauma o shock, subsecuente a una desavenencia sentimental, laboral o de otra índole, así como desencadenados por el consumo de drogas. Es el caso de enfermedades mentales como la depresión, manías, las fobias, etc. Varios de estos desórdenes psicológicos, responden bien al tratamiento con fármacos, o en su caso con psicoterapia (pero en ocasiones dependiendo del grado de la enfermedad), estos tratamientos “comunes”, pierden su eficacia, teniendo que ser tratadas las personas, en hospitales siquiátricos, bajo vigilancia, para evitar que se dañen a sí mismos o a otras personas.
Enfermedades mentales más comunes:
Depresión.- Se trata de un problema que afecta el estado anímico del individuo, afectando el desenvolvimiento social, familiar y afectivo de la persona, e incluso impidiéndole las labores cotidianas, al sentirse la persona afectada, oprimida, falta de ánimos, de ilusiones, y falta de motivación, que pueden afectar por ejemplo el apetito de la persona, desencadenando cuadros clínicos y fomentando otros problemas y desórdenes mentales, como la anorexia o la bulimia.
El individuo afectado pierde la sensación placentera para desempeñar actividades que otrora le agradaban, siendo una enfermedad mental que es altamente peligrosa, toda vez que la persona afectada, se encuentra en un estado tal que puede llegar a quitarse la vida mediante el suicidio.
Este trastorno es común que se desencadene, por algún tipo de trauma emocional, como la muerte de un ser querido, el fracaso laboral, rompimientos amorosos, padecer otras enfermedades (como por ejemplo el cáncer), o simplemente la situación desfavorable en la que se vive, así como la alimentación, entre otros factores desencadenantes de los cuadros agudos de este padecimiento.
Estrés.- Se le denomina como estrés a la sensación que se siente comúnmente, ante las exigencias y presiones cotidianas, como un mecanismo de defensa que tiene el organismo ante tales presiones, actuando en tal situación agudizando de alguna manera las aptitudes mentales, permitiendo actuar con mayor vigor y fortaleza en tales situaciones, pero por cortos espacios de tiempo, siendo que al ser las presiones (por ejemplo laborales o sociales), continuas y permanentes, este estrés se agudiza, convirtiéndose en algo agotador tanto física como mentalmente hablando, afectando al organismo mediante dolores de cabeza, agotamiento mental, e incluso discordancia al pensar, inquietud, nerviosismo extremo, mal humor, agresividad, depresión, así como malestares en otras partes del organismo, como por ejemplo malestares gastrointestinales entre otros.
Se destaca que el estrés o los factores estresantes, pueden llegar a provocar otros trastornos mentales o hacer aparecer trastornos que se encontraban en estado “latente”, como es el caso de algunos problemas psicopatológicos, que se desencadenan por causa del estrés “acumulado”.
Manías.- Se trata de padecimientos que suelen ser constantes o repetitivos en sus rasgos obsesivos, pudiendo durar algún tiempo y desaparecer al ser tratadas, o toda la vida. Existen diversos tipos de manías, que se relacionan íntimamente con la psique y la vida socio-afectiva de la persona, pudiendo ser manías similares a tics, como tocar 3 o 4 veces algo antes de tomarlo, limpieza extrema, acumulación de objetos o animales (síndrome de Diógenes), la sensación de querer quemar cosas (piromanía), de robar (cleptomanía), y otros trastornos obsesivos compulsivos, que suelen escapar del control de la persona afectada, teniendo en ocasiones estresantes, “ataques” o cuadros agudos que dan como resultado la acción maniaca.
Estas afecciones en ocasiones son leves y la persona puede llegar a “disimularlas”, pero en los momentos más estresantes, los cuadros agudos pueden llevarlos a realizar las acciones maniacas, de manera evidente.
Neurosis.- Se trata de diversos trastornos mentales que se presentan en el cerebro y sistema nervioso, pero que no son producidas por alguna lesión física en el cerebro o nervios, sino que se trata de una alteración psicológica que afecta dicho sistema. Se suele manifestar por medio de manías obsesivas, como evitar cosas, o realizar acciones predeterminadas. Estas acciones de evasión de las cosas (evadir objetos o lugares), o la realización de acciones compulsivas, llegan a incapacitar a la persona para el desarrollo de su vida normal, que se agudizan con el “estrés”, y al no realizar las acciones (como por ejemplo quitar las orillas a los panes, pasar por algún lugar que se evita siempre, pisar ciertas zonas de la acera, no dar cierta cantidad de pasos al caminar, etc.), estas personas llegan incluso a padecer ataques de pánico, pues esas manías, las utilizan como vía de “escape”, de su ansiedad, miedos, y para la liberación del “estrés”.
Estos cuadros patológicos, suelen iniciarse luego de algún suceso traumático, o situación, dando como resultado que la persona “canalice” en una manía, sus ansiedades, creyendo que al realizar tal o cual acción o en su caso al no realizarla, influirá en que suceda o no algo que pudiera causarle algún daño. Existen varios tipos de neurosis y estas son tratadas dependiendo del caso en particular, mediante tratamientos farmacológicos y psicoterapéuticos.
Esquizofrenia.- Se le llama así a aun conjunto de trastornos y síntomas mentales patológicos, que afectan a la persona de manera que no pueda realizar labores cotidianas, sociales, afectivas y laborales, llegando a cuadros clínicos en os que se manifiestan alucinaciones (auditivas, visuales o de otros sentidos, como sentir ser tocados), incoherencia en el pensamiento y en el habla, así como una marcada pérdida de la conciencia de la realidad (pierden contacto con la realidad, en favor de sus creencias y alucinaciones), y su pensamiento se encuentra distorsionado.
Se trata de diversos síntomas que si bien por si solos no pueden definir a la esquizofrenia, cuando se presentan en conjunto, permiten un diagnóstico de la misma. Se cree que puede ser provocada por la conjunción de factores hereditarios y ambientales, que predispongan al desarrollo de la enfermedad. Puede ser tratada médicamente, lo cual es recomendable cuando la persona padece “crisis” o ataques esquizofrénicos.
Algunos de los síntomas que suelen presentarse en este padecimiento mental, son:
Dificultad para dormir, Irritabilidad, dificultad de concentración, auto aislamiento, falta de atención, hablar sin sentido, el pensamiento salta de un tema a otro (incoherencia para pensar), delirios, disminución de las emociones (depresión), y alucinaciones, entre otros síntomas, dependiendo del grado del padecimiento.
Demencia.- Se trata del deterioro de las facultades mentales como el raciocinio, la percepción, la memoria, la afectividad, la atención, las emociones, etc., es decir, los diversos procesos cognitivos y afectivos con los que normalmente cuenta el ser humano. Se trata de afecciones mentales de diverso origen, que disminuyen la capacidad mental del individuo para la interacción con otras personas, así como para el desenvolvimiento de su persona en la vida cotidiana y profesional. Existen varios tipos de demencia, entre los cuales los más comunes son la demencia senil, el alzhéimer, y trastornos producidos por lesiones cerebrales que afectan la “cordura” de la persona o que se deben a shocks psicológicos traumáticos.
Alzheimer.- Se trata de una enfermedad mental que provoca afecciones de la memoria, del raciocinio e incluso del carácter de la persona. Se trata de una de las formas más comunes de demencia, que dificulta la vida cotidiana de quienes la padecen, siendo principalmente ancianos quienes llegan a tener este trastorno mental (aunque se han dado casos en personas de edad media). Es una enfermedad degenerativa, que afecta degradando los recuerdos de quien la padece, llegando al olvido de lo que se acaba de hacer o incluso de aquello que se está haciendo en el momento, lo que con frecuencia suele provocar accidentes.
Parafilias.- Se trata de diversas enfermedades mentales que desembocan en comportamientos sexuales anómalos, en los que la persona proyecta sus fantasías y deseos recurrentes, ya sea en objetos (fetichismo), o por medio de prácticas sexuales anormales, como por ejemplo la necrofilia (atracción sexual patológica hacia los cadáveres), la zoofilia, otra atracción patológica del tipo sexual (en este caso hacia los animales), o la pedofilia, fantasías y deseos sexuales enfocados hacia los menores de edad (tanto masculinos como femeninos).
Algunos otros trastornos psicológicos de la conducta sexual, son el fetichismo, el sadismo, el masoquismo, el voyerismo, el froteurismo, el exhibicionismo, la transexualidad o Trastorno de Identidad de Género, y la homosexualidad tanto femenina (lesbianismo), como masculina (homosexualidad). Aunque se destaca respecto al trastorno patológico-sexual de la homosexualidad, que fue retirado como enfermedad mental del manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, por votación de 15 psiquiatras, siendo sustituido por el término trastorno de homosexualidad egodistónica, mismo que por presiones de algunas agrupaciones, también fue retirado, y en el caso del trastorno de Identidad de Género (transexualidad), como consecuencia de presiones de varias agrupaciones, ha sido retirado del mencionado manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Sin embargo continúa siendo clasificado por la organización mundial de la salud (OMS), junto a los otros trastornos mentales de la conducta sexual, como los ya mencionados de pedofilia, fetichismo, necrofilia y otras conductas sexuales anómalas.
Paranoia.- Se trata de una afección que incapacita socialmente a quien la padece, pues las personas que tienen esta enfermedad, suelen aislarse de los demás, gracias a que desarrollan altísimos niveles de sospecha y desconfianza sobre los demás, de quienes creen ser víctimas de intrigas, habladurías, complots, maquinaciones y confabulaciones en su contra. Que si bien en algunos casos pueden tener alguna base real, esta base se deforma por los pensamientos “paranoicos” de la persona, quien cree que todo el mundo “conspira” en su contra. También se desarrolla a partir de los propios pensamientos de la persona, quien inventa o tergiversa lo que ve o escucha, siendo en ocasiones influenciadas dichas paranoias por ver películas, televisión, oír la radio e incluso por leer algunos libros con temáticas que de alguna manera incrementan los pensamientos paranoicos de la persona afectada.
Es el caso por ejemplo de una persona paranoica quien viviera sola en su casa, y al oír noticias de la radio, sobre de un robo nocturno en una casa, diera rienda suelta a su imaginación, creyendo que de forma similar le fuera a suceder lo mismo, escuchando en cada ruido nocturno, a los ladrones imaginarios que cree, pretenden dañarla. Así como que quienes le rodean (vecinos o familiares), los ovservan todo el tiempo y conspiran en su contra de alguna manera, interpretando cualquier cosa que escuchase o viera, de tal forma que en su mente concuerde tal hecho o dicho, con sus ideas paranoides, y actuando en ocasiones de manera violenta (gritando, dando golpes a paredes, etc.), es decir, teniendo cuadros agudos o ataques paranoicos.